lunes, 23 de abril de 2018

LOS FELICES AÑOS 20


La reactivación iniciada en Estados Unidos en 1922, abrió las puertas a una etapa expansiva de la economía mundial que propició un clima de euforia y ciega confianza en el sistema capitalista.
Comenzó el empleo de nuevas fuentes de energía como la electricidad y el petróleo.
Se introdujeron nuevas formas de organización del trabajo (standarización).
Los capitales se concentraron en torno a las grandes corporaciones (holding).
Estados Unidos se convirtió en la locomotora de la economía mundial. El modelo de vida americano fue exportado a todo el mundo.
Se trataba del "American way of live"que rápidamente sedujo a los europeos, cimentado en el consumo individual de bienes (automóviles, teléfonos...) impulsado por la publicidad y sostenido por un crédito fácil y las ventas a plazos.
Los espectáculos de masas (cine, deportes, cabarets y teatro), el interés por la alta costura, las nuevas corrientes musicales (charleston, jazz, blues), se convirtieron en objetos de consumo y alimentaron a toda una industria que hasta entonces no había sido significativa (Hollywood, discográficas, moda...).
La prensa conoció un gran esplendor, proliferaron las revistas especializadas: deportivas y dedicadas a la mujer.
Un fenómeno destacado fue la "radio", cuyas ondas se difundieron por campos y ciudades, comenzando a utilizársela como excelente medio de publicidad. Al final de la década existían casi 14 millones de receptores en Estados Unidos.
La América opulenta se reveló a los ojos de todo el mundo como el paradigma de las libertades y de las posibilidades de enriquecimiento.
Los valores que la impulsaban eran los del éxito, la iniciativa y el esfuerzo personal.
El país se exhibió como en un escaparate donde toda iniciativa conducía al éxito. Se proyectó a través del cine y la publicidad como la Meca soñada para los buscadores de fortuna.
Una fuerte inmigración comenzó a fluir desde todos los rincones del mundo en busca de oportunidades. Surgieron entonces los barrios abarrotados de extranjeros donde reinaba la pobreza y la exclusión.
Esto se convirtió en un grave problema social, político y moral. La Administración Conservadora Republicana optó por una política de control prohibiendo la entrada al país de individuos de origen asiático, eslavo y latinos.
Desde una mentalidad puritana, se difundió la idea que el país estaba siendo corrompido por las costumbres de los inmigrantes. Se los identificó por la ingesta de alcohol. El gobierno prohibió su fabricación, su consumo y venta (Ley Seca), favoreciendo la aparición de las mafias y el gansterismo.
El ciclo expansivo fue interrumpido bruscamente a raíz de la crisis desencadenada por el hundimiento de la Bolsa de Nueva York en octubre de 1929.

Fuente: Revista digital de Historia

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